sábado, 24 de abril de 2010

Río abajo.

El copiador universal, se tomó la noche libre para salir con nosotros. Nos subimos a mi barquito como pudimos, porque sólo es para dos. Así apretados, nos fuimos moviendo la patita al ritmo de tu canción. Y todo se movía al ritmo de tu canción. Llevamos patatas, cocidas, saladas. Y los ratones nos seguían en sus balsitas, que no eran más que las tapitas de todas las cervezas que te tomaste junto al copiador universal. Y vagamos, erráticos, elementales, profesionales, por toda la ciudad subterránea. Cantando, riendo, comiendo.

Era tan perfecto, que nos hizo enfermar.

Tuvimos que remar contra la corriente durante horas y horas. Tuvimos que pedir auxilio a las ratones, tuvimos que gritar, tuvimos que dejar de cantar, de reír, de comer. El copiador universal saltó por la borda , tratando de salvar el propio pellejo. Yo creo que se ahogó. P.O nos esperaba en casa, con mantitas y sopitas, nos abrigó y nos contó una historia para dormir. Fue en busca de medicinas y canciones nuevas. Las nuestras ya estaban demasiado repetidas.

lunes, 9 de marzo de 2009

Una pasajera perdida

Esto no tiene cura, realmente, la ciudad sigue igual. Parchada por la visita de un príncipe y su pirichacha, exsuda meados en cada esquina, de lo más profundo de su interior exsuda la esencia melancólica de este transeúnte porteño, evaporándose en dirección al mar, donde van a suicidarse sigilosamente todas nuestras expectativas. Más allá en ese horizonte desconocido y tan manoseado, flotan diluidas todas mis ideas, cada una, las tengo contadas. Todas proyectadas en ese plano ancho y ondulado se estiran como una caluga duuuuulce hasta deshacerse por completo. Por eso ya no voy a la orilla. Por eso le doy la espalda a ese mar mentiroso que promete mucho y no cumple nada. Abierto de extremo a extremo invita a perderse en las posibilidades de un futuro misterioso que jamás llega. Por eso ya no voy más, me bajo del bus y me meto por la primera tapa que pillo suelta en la calle.

lunes, 27 de octubre de 2008

Un viaje

La mente se aclara en los lugares más insospechados. A veces en el tumulto pegajoso de la vuelta a casa, en el bus, por las tardes... a veces ese tumulto parece ser el coro de consejeros anónimos que ofrecen la más sincera ayuda. A veces la mente cobra lucidez y entiende que lo que se debe hacer es aquello que se debe hacer, no hay más que escuchar el silencio camuflado y mirar por el pequeño rectángulo de ventana que sobrevive a toda clase de auto adhesivos tarifarios.
Hoy viajé de un punto a otro con la cabeza pegada al vidrio, con los anteojos puestos, mirando la muralla de la autopista. Escuchando las mismas canciones de siempre, con la misma ropa de siempre. A veces la vida es tan obvia y majadera.

Sinceramente hay ocasiones en que no tengo ganas de bajarme de esa micro, nunca, jamás, de los jamaces..

viernes, 3 de octubre de 2008

El figurante borroso


-A veces esa suprarealidad emerge de las profundidades de lo evidente, sabes?-

-Ah, por supuesto, claro que no se puede confiar en la suerte para poder toparse con uno de esos maravillosos momentos, creo que hay que estar en constante vigilia, no crees tú?-

(guarda silencio y no contesta nada, mirando hacia el frente)

-Porque de qué otra forma puede uno aferrarse a esa realidad, sabes... esta vida es como una costra que jamas ha de caer, la carne viva permanece oculta, y con ella, ocultos también quedan los misterios más hermosos, más vívidos... más...

(es interrumpido por su interlocutor que siempre mira en la misma dirección)

-Te lo perdiste otra vez, Maurice. Acaba de pasar por tu lado y te lo perdiste. Debes prestar menos atención a tus pensamientos, Maurice. Debes prestarle más atención a tu alrededor; y, menos a tratar de entenderlo. Esperemos a ver si pasa de nuevo.

-Está bien, pero avísame para la próxima ocasión que se presente-

-No, debes verlo por ti mismo. Creo que no lograrás verlo si lo anuncio, ahora pon atención-


jueves, 10 de julio de 2008

Al-Calino


Alcalino nos guiaba a través de las rocas, sabiendo que había que llegar a alguna parte, yo ya me sabía el camino más o menos bien, así que me sentía parte del equipo de guias, que éramos entonces alcalino y yo. El tercer individuo nunca había estado en esa isla, así que no le quedaba más remedio que seguirnos a nosotros dos. Con alcalino fue lo mismo que con todos los amigos que encuentro en esos sitios desolados, se acercó y me miró con la confianza que sólo un extraño puede ofrecer. El si que conocía el camino de memoria y me imagino que realiza ese mismo recorrido varias veces a la semana, no necesariamente con otras personas, pero de alguna forma le gusta guiar. Tal vez se guía a sí mismo. Los demás lo odian, no sé que tendrá su Ph pero en cada esquina pandillas lo sometían, y el pobre tenía que salir corriendo para no perder la vida. Nosotros lo mirábamos hasta con risa, porque no entendíamos como alguien podía ser tan desafortunado. Porqué lo odiaban tanto. Hasta los más débiles eran una amenaza para él. Entonces me di cuenta que era un extraño en su propia tierra. Que sólo podía sobrevivir solo. Sin compañía de nadie más. Nadie lo iba a defender nunca de las injusticias y de las azarosos ataques que se le ponían en el camino cada vuelta de esquina.
Llegamos a una parque abandonado al que nos condujo. Estábamos cansados y ya era hora de irse. Un rayo de sol iluminó su cara y me miró sin mirarme realmente, yo le devolví la mirada sin querer mirarlo tampoco. Estábamos cansados los dos. A veces se levantaba y caminaba sin sentido dando vueltas, oliendo el aire o tal vez intuyendo la próxima parada. De todas formas todo siempre se reducía a un escape, todo en esa isla al final se reducía a eso, escapar o morir, en cualquiera de los sentidos de esa palabra. Ya era hora de partir.

Cuando ya habíamos llegado a la plaza para tomar el bus de regreso, alcalino desapareció de pronto, nos dejó sin mirar atrás, buscando sombre entre otro grupo de hombres que estaban sentados en una banca no muy lejana. Apareció el bus y partimos. Miré hacia atrás a ver si lo pillaba por última vez, pero ya había desaparecido tras algún grupo más interesante... solo, cansado, con hambre, con sueño, huyendo de algunos, tratando de conciliarse con otros.
-Seguro fue el último de su camada- pensé.



lunes, 16 de junio de 2008


El perro me mira desde la calle hacia mi tercer piso. Le silbo y apenas mueve las orejas, no sé si realmente me escuchará, pero yo quiero creer que sí y me veo sorprendida en un pensamiento tan optimista como este, con tanta fuerza y seguridad, en creer que el perro me mira a mí y me escucha a mí, desde allá afuera en la calle. Pero vuelvo la cabeza hacia la ventana y ya no está. Ahora hay un hombre en una camioneta que lee el diario y me mira a veces, y no quiero que me mire. Entonces cierro la cortina para no verlo más. Yo sólo quería algo de magia en esta ciudad.

domingo, 6 de abril de 2008

Super Dúper


Adelanto de la temporada Primavera 2006, está un poco atrasada, pero igual. También estarán Alcalino 2008 y sus aventuras perrunas: El perro más perdedor de todo Quintero, y probablemente de todo el mundo también.